LA FILOSOFÍA COMO ESTRATEGIA

Publicado en por juangaleraalvarez

 

 

 

 

LA FILOSOFÍA COMO ESTRATEGIA

 

 

        

Esta especie de conferencia es una interpretación muy novedosa y mía personal, que arroja como resultado la mala interpretación que se hizo en el Círculo de Viena sobre el Tractatus.

 

         La ambición de Wittgenstein rebasó el límite marcado por Frege y Russell, aunque estos fueron quienes le dieron la pista. La frialdad lógica no será su último destino sino que ella le llevará a ver lo que se muestra: tal vez Dios. Precisamente en la introducción de Russell al Tractatus se hace hincapié en la importancia del misticismo en la obra. 

 

         Posteriormente al Tractatus, otros, los del Círculo de Viena, tomaron el relevo de la destrucción de la filosofía convencional, pero ello para establecer la única filosofía posible, aquella que se cuidaba por entero de las proposiciones de la lógica (aquella que verifica si una proposición es lógica o no, una especie de depuradora del lenguaje: esto es “LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA MEDIANTE EL ANÁLISIS LÓGICO DEL LENGUAJE” de RUDOLF CARNAP, integrando la obra de A.J. AYER, “El POSITIVISMO FILOSÓFICO”. Por tanto la filosofía para los del Círculo bien podía establecerse mediante Tratados sobre la forma correctamente lógica del lenguaje (para ellos, de la realidad: empirismo lógico, en el que la verdad consistirá exclusivamente en proposiciones perfectamente construidas e integradas por términos perfectamente percibidos mediante la experiencia. Así aunque de una forma explícita se afirme en dicho artículo que la Filosofía “no es una teoría ni un sistema, sino exclusivamente un método,...el del análisis lógico”, se dice poco después en la misma página (84) que “en estudios posteriores se mostrará cómo la METALÓGICA, que trata acerca de las proposiciones de un lenguaje dado, puede formularse en ese mismo lenguaje”. La conclusión mía es que la filosofía puede tratarse de proposiciones metodológicas.  Por el contrario en el TRACTATUS se deja bien claro que la Filosofía no puede existir como entidad cristalizable mediante proposiciones, pues solo sería una actividad, en principio, con el mismo propósito que pretende el CÍRCULO DE VIENA. Todo el TRACTATUS es una escalera hasta el penúltimo aforismo, donde, a mi juicio, lo que indica el autor es que a partir de ese momento la Filosofía nunca más podrá ser dicha ni escrita. Lo que viene a decir el autor en ese momento es que el lector debe realizar una actividad filosófica para entender que todo el libro está escrito de una forma absurda, como un conjunto de sinsentidos (esto lo dice en el apartado 6.54 del Tractatus, pag. 276).

 

         Muy diferente a ello es lo que plantea CARNAP. Para él los sinsentidos son cometidos siempre por la metafísica, pues sus construcciones son lógicamente incorrectas; pero la filosofía si que es apta para hablar lógicamente, como ya hemos argumentado. WITTGENSTEIN explica por qué  sería inadmisible cualquier cuerpo de filosofía aunque fuera metodológico: la lógica del lenguaje es la misma lógica en las que se presentan las cosas relacionadas en el mundo. Para yo poder hablar sobre una proposición lógica, haciendo algo más que un enunciado analítico o contradictorio, mi proposición debería tener la misma estructura que aquellas dos relaciones lógicas (ya que la estructura lógica del lenguaje, para ser correcta debe mantener una relación de isomorfismo con la estructura de las relaciones de cosas), y se ve que las relaciones de cosas no admiten estructuras que hablen de la lógica; además, como indica en el apartado 4.12, pag.163, nos tendríamos que colocar fuera de la lógica, fuera del mundo.

 

Pero a mi juicio, la gran aportación del TRACTATUS es el guiño que da respecto a la Filosofía, y una buena interpretación no debe olvidar el sentido teleológico de la actividad filosófica. Así, en el apartado 4.1212 afirma “lo que puede mostrarse no puede decirse”. Es decir, por la forma en como dice esto, esta estableciendo con toda simetría dos ámbitos con la misma legitimidad epistemológica, no como expresa CARNAP en su artículo, pues para el empirismo lógico sólo existe un tipo de conocimiento (aquel que se articula lógicamente correcto y que es –o se deriva de- proposiciones mínimas de observación, o protocolares, y que puede ser verificado por la experiencia); todo lo demás es sólo una actitud emotiva ante la vida que no nos aporta conocimiento, y que deben vehicularse mediante la poesía o la música). Por el contrario, creo que lo que pretende WITTGENSTEIN es establecer una cierta estrategia: algo así como que solo acostumbrándonos a hablar con corrección,  comprenderemos para lo poco que sirve el lenguaje, pues las ciencias naturales no podrán solucionar lo importante, lo ético, el sentido del mundo. Por ello es por lo que comprendemos los límites del mundo, y ello es condición de posibilidad de que exista algo más. Así en el 6.52 dice: “sentimos que, aunque cuando todas las posibles preguntas de la ciencia hayan obtenido una respuesta, nuestros problemas vitales ni siquiera se han tocado. Desde luego, entonces  ya no queda pregunta alguna, y esto es precisamente la respuesta”; asimismo en el 6.432 dice “Dios no se revela en el mundo”. Y, anteriormente, en el 4.115 dice que la Filosofía “dará a entender lo indecible al representar claramente lo decible”. Mientras que para CARNAP la Filosofía encontraría la verdad en el sentido lógico de las proposiciones correctamente derivadas (es decir sería necesariamente filosofía científica: así en la pag. 84 define a la Filosofía como un método que al usarlo serviría “para el esclarecimiento de los conceptos significativos y de las auténticas proposiciones”, es decir, “para la fundamentación lógica de la ciencia fáctica y de la matemática”); para WITTGENSTEIN, sin embargo, la Filosofía sería una actividad que nos llevaría a los dos ámbitos limítrofes en el límite del mundo. Para este autor el lenguaje impediría cualquier cuestión metafísica, pero nos afianzaría en estar seguros de que se muestra; para los autores del CÍRCULO DE VIENA toda verdad es necesario que sea formulada mediante un lenguaje correctamente lógico.  

 

Para CARNAP la metafísica formula el lenguaje de una manera errónea, ilógica, asintáctica, o con sinsentido, por eso no dice nada. Para WITTGENSTEIN lo importante, según una interpretación muy mía, es que la metafísica no puede expresarse en lenguaje no sólo porque sea imposible sino que no debe; pues es precisamente cuando se observa en silencio el lenguaje cuando se puede contemplar su totalidad, la propia totalidad del mundo; y entonces es cuando nos encontramos en una posición mística: 6.45: “El sentir el mundo como un todo limitado es lo místico”. Y así en el 6.521 y 6.522 dice  que hombres que después de intensas dudas, encontraron el sentido de la vida y no pudieron explicarlo; eso es lo místico. Precisamente ese fue el error de la metafísica que es al explicarlo cuando no lo ven; de ahí la última sentencia: “De lo que no se puede hablar hay que callar la boca”, pero no en el sentido del empirismo lógico (porque no forme parte de la verdad) sino precisamente porque esa es la única forma de acceder a ese tipo de realidad no proposicional. Para Carnap sin embargo la filosofía no tendría ese sentido estratégico de indicador hacia lo no decible.

 

Precisamente WITTGENSTEIN afirma indirectamente que su cometido no son las proposiciones (la ciencia), que ésta no ha conseguido la solución del verdadero problema, tal como hemos dicho; y esto hay que unirlo a la imposibilidad de la filosofía, así como a lo que significa una tesis doctoral como esa: la conclusión es que WITTGENSTEIN tiene pretensiones mucho más metafísicas que lógicas,; así “que el TRACTATUS supone una preparación para ello; en el 6.13 dice: “La lógica no es una teoría sino una imagen especular del mundo. La lógica es trascendental”; y poco antes, en el 6.124 afirma que “las proposiciones de la lógica...no tratan sobre nada” y en el 5.634  WITTGENSTEIN afirma que la ciencia no dice nada del mundo, salvo lo que significa el hecho de que la estructura científica pueda explicar en un sentido determinado algo del mundo. Por tanto el Circulo de Viena malinterpreta mal el Tractatus cuando concede a la lógica ese lugar preeminente en filosofía epistemológica, si bien es cierto que ello obedece a que en algunas afirmaciones del Tractatus es fácil la mala interpretación: por ejemplo, considero paradigmático el apartado 5.634: primero dice que “...tampoco ninguna parte de nuestra experiencia es a priori”. Esto en principio parece empirista; pero inmediatamente la interpretación debe ser la contraria: y es que añade: “Todo lo que vemos podría ser también de otro modo” (pag. 237); y por ello también el axioma de reductibilidad de Russell, queda superado por su accidentalidad (pag. 249). La ciencia por tanto solo nos dice el cómo, no lo que és. Incluso Wittgenstein llegaría a poner en tela de juicio el principio de verificación: porque en el 5.633 afirma: “dicen que se trata aquí de algo completamente semejante al caso del ojo y del campo visual. Pero tú no ves realmente el ojo”. Tal vez la única verificación vendría desde lo místico.  Por tanto, para él, lo único que podemos es hablar, siempre que lo hagamos con corrección lógica, de que en el mundo se da algo determinado (y luego comprobaremos si se da o no se da) pero sabemos que eso que se da no podemos saber qué es, sino solo cómo es. Además hay cosas que nos acontecen –como una especie de preguntas que se nos muestran, y que tratan por ejemplo de la ética o de la estética que no podemos expresarlas con el lenguaje, ni tampoco sus respuestas. En el referido artículo de CARNAP, insistimos, no se apunta a lo importante de esa otra función del lenguaje, la mostradora. 

 

Según se desprende del TRACTATUS, el error de los metafísicos había sido evidenciar la inexistencia de certeza sobre sus objetos, y no ya certeza sino ni una mínima verdad con sentido. Por tanto la conclusión de ello, a mi juicio, y siguiendo con el TRACTATUS, es que el intento de su autor es delitmitar el campo de la metafísica para hacerle justicia, para alcanzar su verdad, que no puede ser lingüística. Sin embargo la reacción de CARNAP y sus compañeros respecto a los metafísicos no fue esa, sino la contraria: que la metafísica no tenía sentido porque trataba cosas sin sentido. En el referido artículo de Carnap, éste afirma que no es que las afirmaciones de la metafísica sean falsas, es que no tienen sentido, son lo que el llama pseudoproposiciones. Estas proposiciones dice que guardan relación con lo siguiente : “Frecuentemente se asocian diversas imágenes mentales, procedentes de las épocas primigenias en las que el vocablo fue usado significativamente, a imágenes mentales nuevas y sentimientos aparecidos con motivo de su uso dentro de su nuevo contexto” (pag. 72). Y en ese mismo sentido, más adelante expone que “es posible apuntar presuntivamente que la metafísica surgió del mito. El niño se enoja con la “malvada mesa” que le causó daño”. Por tanto podríamos decir que lo que para Wittgenstein se muestra y no puede decirse (pero está aquí junto a al realidad de mi mundo) para Carnap lo que se muestra es solo una confusión entre lo que los conceptos siginificaban en el pasado y lo que ahora significan. Por tanto si, como dice él, “por ejemplo, se subdividiera gramaticalmente a los sustantivos en distintas clases de acuerdo con las propiedades asignadas” (pag. 74); y así con todo, digo yo que pare él, así sería imposible que nada se mostrara.  O sea, que lo que dice Carnap en definitiva no es que existan pseudoproposiciones en la metafísica, sino que toda ella carece de sentido: hablar del ser como predicado es un error que solo la construcción lógica correcta ha eliminado. Por otra parte en otros casos, como el Dios filosófico, que no se puede concretar, no puede ser verificado. Así dice en la pág. 73 de dicho artículo que “el metafísico nos dice que no pueden especificarse condiciones empíricas de verdad; si a ello agrega que a pesar de todo quiere “significar” algo con ellas, sabremos entonces que no se trata en este caso sino de una mera alusión a imágenes y sentimientos asociados a las mismas, lo que sin embargo no les otorga significado”. Entiéndase que eso es muy contrario al Tractatus: el “primer” WITTGENSTEIN quiere decir que la metafísica no es que no tenga sentido, sino que no tiene el sentido del lenguaje ni de los hechos de la Naturaleza. Los metafísicos al emplear el lenguaje incluso al hablar del lenguaje, no podían verlo tal como era: en su sencillez lógica. Lo que propone WITTGENSTEIN es reconocer esa sencillez para poder observarla desde fuera, porque al otorgarles los metafísicos un carácter más complejo al lenguaje se salían de él y seguían utilizándolo, con lo que aparecían las aporías, las antinomias. Es delimitando la sencillez del lenguaje con lo que nos podemos distanciar de él y observarlo, como un todo con límites, y entonces es cuando estamos haciendo buena metafísica. Y CARNAP y sus compañeros caen en lo contrario, es decir, no en el error por exceso de los metafísicos sino en el error por defecto: al considerar que todo lo que “es” debe decirse con el lenguaje –eso sí correctamente lógico. Entonces, al tener sus ojos puestos en los hechos de la Naturaleza, no pueden tampoco contemplar el mundo como un todo delitmitado. Así en el 6.41 dice WITTGENSTEIN: “El sentido del mundo tiene que residir fuera de él”. WITTGENSTEIN peregrinó de una disciplina a otra (de la ingeniería a la física y de ésta a la matemática; y luego,  de la matemática a al filosofía de la matemática: realmente vemos que su pretensión es conocer los límites de ese mundo, su pretensión es mística. WITTGENSTEIN no piensa, como CARNAP, lógicamente; WITTGENSTEIN piensa en la lógica.

 

 

 

         JUAN GALERA ÁLVAREZ

17-5-2004.

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