¿QUÉ SIGNIFICA PENSAR? HEIDEGGER

Publicado en por juangaleraalvarez

 

 

 

 

 

Comentarios a “¿QUÉ SIGNIFICA PENSAR?” de MARTIN HEIDEGGER

 

 

 

         PRIMERO.- Hay que afirmar que esta obra no puede ser comprendida sin el pasado y futuro de su autor. Efectivamente nadie puede entender bien el libro, sin saber de qué va Ser y tiempo y sin conocer al segundo y último Heidegger, quien tiempo después de la mencionada obra magna, centrará su discurso en el Lenguaje y en la Obra de arte.

 

         SEGUNDO.- El meollo de la obra (conjunto de lecciones impartidas a sus alumnos) que me propongo comentar consiste en no dar por sentado que pensar sea lo que la mayoría entiende por dicho término.

 

         Para ello la primera distinción que debe hacer el autor, y la hace, es la dicotomía aunque unificada entre ENTE y SER.

 

         Si bien es cierto que en las cosas que nos rodean y en nosotros mismos (que somos todos entes) esta el ser (es decir el ser se manifiesta a través de los entes) al mismo tiempo el ser se oculta en ellos y no da la cara.

 

         Por tanto la primera afirmación que se propone es que todo aquél que actúa exclusivamente con y para el ente no piensa. En puridad de criterios, la ciencia no piensa. Y en definitiva lo primero que nos da que pensar es que hoy en día y en la época del autor la mayoría de la gente no piensa.

 

         TERCERO.- El autor afirma (siguiendo esa proposición: lo que nos da que pensar) que no es que el ser humano que piensa piense, sino que el pensamiento le busca para que lo haga (el pensamiento, el lenguaje es previo al ser humano). Por eso pensar solo consiste en pensar lo que nos da que pensar. Y desde la época del autor, lo primero que nos da que pensar es que la gente no piensa. En consecuencia lógica estaríamos afirmando con ello, que si el pensamiento nos acucia para observar que la gente maneja entes y nada más (y ello lo consideramos como no-pensamiento) el propio pensamiento nos está indicando en lo que él consiste. La conclusión es obvia: el objeto del pensamiento es el ser no el ente.

 

         CUARTO.- Ahora bien, el previo decir –desde y con Parménides- el ente es, insistimos es un decir, es una afirmación que, como venimos aseverando nos viene solo del lenguaje, es como un axioma que todavía no hemos demostrado, o no hemos visto; es una petición de principio que deberá ulteriormente ser justificada; en definitiva, como era para los griegos, es un poner algo, que necesariamente solo tiene una consistencia conceptual, lingüística. Por ello, si el significado del pensar proviene de esa previa afirmación (ausente de experiencia y existente desde los primeros pensadores) de ahí se derivan dos efectos: 1) como decíamos al principio, es el propio pensamiento quien nos da la pista de su único objeto, eso que se oculta tras el lenguaje o tras el lenguaje hecho obra de arte; 2) aquella proposición conceptual (el ente es) no es nueva y por tanto debemos hacer un esfuerzo de aproximación al significado de sus términos en su tiempo. Si lo conseguimos estamos pensando. Y estamos pensando ahora, pues en ese esfuerzo de retroceso, está incluido necesariamente el alejamiento. Es un juego de acercarse a la sentencia de Parménides y al mismo tiempo alejarse de ella. Pero insisto ese alejamiento ya está implícito en el acercamiento, pues nosotros solo podemos comprender lo anterior situándonos en ello desde aquí y ahora.

 

         QUINTO, CONCLUSIÓN.- Estamos de acuerdo con el autor al considerar que se propone comprender qué es la inteligencia, en qué consiste la grandeza del pensamiento, en definitiva por qué el ser humano es el ser inteligente (para qué). Y lo hace sabiendo que a lo largo del tiempo se ha pervertido el concepto pensar. Y en la actualidad poca gente piensa, solo se actúa; pero se actúa sin contar con el pensamiento, con el concepto, con el lenguaje; se actúa directamente con los entes. Hoy en día se considera al ente existente por si mismo, y al lenguaje una forma de denominar esa existencia; no hay más. Es más, la multiespecialización del actuar humano considera que un ente es distinto al otro, y punto. Nadie tiene la oportunidad de entender que el ente aparte de ser algo es también ente, es decir, que además de la contingencia y de la multiplicidad de lo óntico, hay un elemento en común: ser ente en tanto que ente (el ente es igual que cualquier otro ente en cuanto ente). La inteligencia si es parcial puede, y de hecho es, por definición falsa. El intelectual debe ver ese nexo en común, esa causa común: la necesidad de ser del ente. Lo demás no hace falta pensarlo, basta con echarle una ojeada, transformarlo hasta la mercancía y luego venderlo. Pero no descubriremos nunca el objeto de nuestra única obligación (que proviene del don de la inteligencia, el elemento diferencial del Dasein) descubrir para que soy, es decir, como debo ser para ser auténticamente, y como deben ser las cosas según  nos está indicando el ser.

 

 

 

 

JUAN GALERA ÁLVAREZ

Doctorado 2005-2006

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